sábado, 14 de noviembre de 2015

Je suis Paris




El mundo entero se viste de tus colores, se une a tu dolor, ese dolor tan profundo y desesperante que ralla la locura. No hay un bálsamo para curar la angustia y desesperación que un acto tan ruin puede causar. El miedo está en el aire, se quiere instalar en los corazones afligidos, es con eso con lo que intentan jugar seres que no merecen ser llamados personas. Miles, millones de lágrimas han sido derramas y miles más se derramaran, me uno a ellos y sumo mi dolor.
Un acto  vil e inhumano cometido por humanos, el narcisismo de nuestra especie es tan grandes que cometemos  barbaridades creyendo que es lo correcto. Quitar vidas inocentes, producir dolor a sus familiares, sembrar el pánico y la desesperación, torturar y disfrutar con ello en nombre de Dios… Cuan irónico resulta. Y no podemos mostrarnos intolerantes, por el dolor, porque la venganza y el odio solo producen más de esto, porque la culpa, ciertamente es de las personas y no de la religión. Pero que otra solución hay si para alcanzar la paz hay que cruzar por la guerra.

Fallen. 

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